La formación de los comunicadores sociales y periodistas siempre ha transitado por diversas ópticas curriculares en las diferentes universidades. De hecho, se trata de una carrera que por su esencia y para estar siempre actualizada, necesita un permanente contacto con las nuevas tecnologías de la comunicación e información y de los retos que imponen el mundo globalizado y la sociedad del conocimiento.
En ese sentido, La Quincena publica en este número un trabajo de investigación que revela la necesidad de actualizar la malla curricular en la carrera de Periodismo, sobre todo, en las dos universidades más antiguas, la Católica (UC) y la Nacional (UNA), que están en proceso de renovación.
Del material se infiere que es necesaria una constante reflexión en torno a las distintas propuestas curriculares buscando hallar planes y programas de estudio capaces de formar a nuestros estudiantes de comunicación y periodismo con una alta capacidad teórica y metodológica y con las habilidades necesarias para responder a un entorno multilaboral y profesional, cada vez más acelerado, inestable y dinámico.
No hace mucho, en el seno de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS), se resaltaba la importancia de mantener una visión no sólo técnica o pragmática en torno al diseño, instrumentación, aplicación y evaluación de los planes y programas de estudio que buscan formar a los profesionales de la comunicación social. En definitiva, las carreras de Periodismo deben apuntar al mejoramiento académico de los futuros comunicadores, partiendo de las necesidades que impone la propia realidad.
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